"A veces he pasado junto a ti más tiempo que con mi propia familia"
EMILIO SÁNCHEZ HIDALGO 14 ABR 2017 - 18:53 CEST
Las enfermeras son una parte fundamental del engranaje de ambulatorios y hospitales, pero hay personas que siguen sin otorgarles todo el reconocimiento que merecen. Por ese motivo, muchas enfermeras han agradecido la carta de un médico de un pueblo de Sevilla (Cañada Rosal, 3.000 habitantes), titulada Yo (médico), sin ti (enfermero/a) no soy nada. Esta es la carta íntegra, publicada el 6 de abril en su blog personal.
La carta se ha popularizado en Facebook después de que la publicase Redacción Médica, una página web especializada en noticias sobre el ámbito sanitario. Ha sido compartida más de 3.000 veces en esta red social. "También se ha movido mucho por WhatsApp, por lo que me han dicho mis compañeros", dice a Verne por teléfono Ángel López, el autor de la carta, un médico sevillano de 55 años que lleva ejerciendo su profesión desde 1987. "Y siempre en este pueblo, Cañada Rosal". Se animó a escribirla después de un día de muchísimo trabajo en su consultorio rural: "En jornadas como esa, valoras aún más a las enfermeras que te acompañan".Yo (médico), sin ti (enfermero/a) no soy nada
ÁNGEL LÓPEZ
Los médicos y enfermeros constituimos las dos piezas indispensables en la atención sanitaria a las personas, aunque también participan de forma adyuvante trabajadores sociales, auxiliares, celadores y técnicos sanitarios por lo menos en el ámbito donde yo me desenvuelvo.
¿Y por qué afirmo esto? Pues porque muchos días paso consulta en un consultorio rural, solo con un enfermero/a, aunque en las guardias o atención continuada (que así se llaman ahora, para que no digamos que atendemos solo urgencias), también me acompañan un celador y un conductor de ambulancia (ambos técnicos sanitarios). Ciertamente, desde que comencé a trabajar ha estado presente allí donde fui un enfermero/a, siempre en la habitación de al lado en las guardias, siempre a mi lado en la ambulancia, trabajando juntos en la atención a los pacientes crónicos, sufriendo y sudando junto a mí en la atención a emergencias, administrando los tratamientos indicados, recibiendo en común a los pacientes.
Aunque con algunos enfermeros/as con los que he estado a veces he pensado que no deberían estar en atención primaria en un pueblo o en urgencias porque no les gustaban estas labores, luego reflexiono y me pregunto:
Qué hubiera sido de Juan cuando tuvo aquel infarto si el enfermero no hubiera estado allí, cogiendo oportunamente una vía venosa a pesar de estar hipotenso; o de Francisca cuando tuvo el shock anafiláctico que casi acaba con su vida, de no venir conmigo en ese momento mi compañera enfermera; o del la lactante que tuvo el atragantamiento y se recuperó sin secuelas porque tú estabas allí conmigo; o qué hubiera sido de mí sin las conversaciones y risas, discrepancias y discusiones, noches de insomnio y amaneceres en la ambulancia contigo, en los largos días de guardia. A veces y en periodos concretos he pasado junto a ti más tiempo que con mi propia familia. Nos hemos contado cosas personales más allá de una relación laboral y obligatoriamente y circunstancialmente hemos compartido intimidades.
¿Qué sería de mí si tú no hubieras estado ahí? Las vacunas, las curas, los inmovilizados, los diabéticos, hipertensos, la promoción de la salud en los niños, las pruebas complementarias, el apoyo psicológico tras el duelo, la administración de tratamientos, los procesos asistenciales, los programas de salud, los protocolos, todo sería de otra manera y...
¡Es que yo sin ti no soy nada!
"Si estamos solos, los médicos no somos nada. La sanidad es un trabajo de equipo. Todos somos necesarios. Las enfermeras y enfermeros son una parte clave", indica López. En su carta, reivindica el papel de estos profesionales sanitarios: "Quería dejar claro que son importantísimos para que todo funciones. Espero haberlo transmitido bien".
A sus compañeros en el consultorio de Cañada Rosal parece haberles quedado claro. "Uno de los enfermeros se ha emocionado y todo. Me ha agradecido mucho que haya escrito eso", dice López, que en su puesto de trabajo cuenta habitualmente con la ayuda del enfermero que aplaudió su carta. "Sin él, o sin ella cuando viene la del otro turno, no podría hacer mi trabajo. Yo diagnostico, pero el pinchazo lo da él", comenta.
López reconoce que no todos los médicos muestran la misma actitud ante la enfermería: "En la atención primaria y en consultorios como el mío, el trato es muy cercano y todos somos iguales. En los hospitales, hay algunos médicos bastante orgullosos. Es otra cosa".
El autor de la carta cree que el entorno en el que desarrolla su trabajo, un pueblo pequeño con pocos recursos sanitarios, le aporta una perspectiva aún mayor de la figura de la enfermera: "En este pueblo, me siguen llamando don cuando me ven por la calle. Y casi tengo un efecto placebo en las personas a las que visito. Se recuperan solo con verme. A las enfermeras les pasa lo mismo. Las respetan mucho".
El médico de Cañada Rosal finaliza su carta con el hashtag #NurseEmoji, que reclama la presencia de la enfermería entre los emojis aprobados por Unicode. Además, para dejar aún más clara su admiración por este gremio, añade la canción de Amaral Sin ti no soy nada. http://verne.elpais.com/verne/2017/04/1 ... 11979.html
a ver si algunos bajan a la tierra.
saludos.