EL HONOR ES MI DIVISA.-

[jeronimo]

Hacía calor aquel domingo sosegado, soleado y veraniego. Sobre las 13´30 bajó todo el personal que iba a entrar de servicio a las 2, motoristas y atestados, éstos últimos los grandes olvidados a pesar de su callada, olvidada y excelente labor, al garaje donde estaban las taquillas. El olor a rueda quemada y aceite asfixiante; el calor también Las taquillas metálicas apiladas unas junto a otras como los guerreros de terracota y, como los guerreros desde entonces 1.959, hasta hoy en esta y santa bendita Guardia Civil, patrimonio de la humanidad. Los guerreros y las taquillas. Sacó la alfombrilla del fondo y quedó depositada en el suelo. Una triste silla metálica oxidada por el tiempo y con una pata más corta que sus compañeras, era lo único que tenían para todos, y el primero que llegaba se la adjudicaba para el cambio de zapatos, deportivas o chanclas por botas o zapatos negros oficiales. El abanico hacía las veces de aire acondicionado que estaba reservado para otros que estaban por encima de ellos..

Se quitó la ropa, el reloj, la pulsera de oro regalo de su mujer y lo dejó en el parte superior de la taquilla. Se quedó en calzoncillos al igual que el resto y alguna que otra mirada furtiva se perdía a la entrepierna del resto y el resto también las echaba a los demás, acechando cual hiena a su presa. Calzoncillos ajustados unos, otros boxer. Otros eslipses, otros tanga, cada cual lo que mejor le quedaba. Por encima de éste se colocó el suspenser, que nunca se sabe lo que iba a venir. Pilló la riñonera y se la ciñó al cuerpo. Iban a ser muchas horas encima de la moto. Camisa y pantalón ceñido ajustado. Jaló de las botas ya domadas de tanto uso, y encajaron perfectamente entre los calcetines y la pierna. Revisó el contenido de la cartera y ésta y el peine fueron introducidos en su lugar, el bolsillo derecho de la camisa. Bolígrafo donado altruistamente por el vendedor del cupón, en el otro bolsillo y que momentáneamente parece encontrarse en horas bajas o con tinta diluida. Revisó la pistola con sus cargadores y al estar todo en orden la metió en la funda. Cerró la taquilla con la llave maestra de todas las taquillas con llaves maestras y se llegó al baño comunitario para todos. Se peinó, se puso las ray ban modelo piloto de helicóptero de la guerra de Vietnam y con el casco bajo el brazo, pilló la papeleta del cajetín. Se enfundó los guantes y arrancó la moto. Chulo, en el buen sentido, encima y fuera de la moto, se llamaba Fermín y era asturiano. Y lo más importante, motorista de la Agrupación. Al salir a la luz del patio su hija de cinco años estaba jugando. La llamó, la dio un beso y comenzó su servicio. 14 - 22.

Hacía calor aquel domingo sosegado, soleado y veraniego. Era domingo y la noche anterior había tenido una discusión con la mujer. En las altas esferas también existen esos problemas, aunque algunos no los vean. Cabreado se bajó al bar. Al bar oficial regentado, entonces, por empleados de la empresa propia. Y tan propia. Ponme otro. El whiski con hielo entraba muy bien a las once de la mañana. El primero fue deleitado con ganas. A las doce se pidió el segundo tras la lectura del periódico. Éste lo libó con más ganas todavía. Pero no entraba bien, le costaba traspasar la garganta, así que pidió unos frutos secos que más que comer, ramoneó lentamente. Era uno de los responsables del cotarro de los malos. A la una, ya iban cuatro con sus correspondientes hielos. Muchos y lo sabía, pero la discusión con la mujer le llevaba a ello y era casi a diario. Lo tenía prohibido, pero los médicos ante el estamento y el elemento, se equivocaban. ¿ Qué "palabra censurada" están haciendo estos del Ministerio a estas alturas?. Unos son buenos, otros malos, otros mediopensionistas. Unos salen a medias, otros a enteras y otros no salen. Unos piden perdón, otros siguen en su línea, otros son alejados o al menos no acercados. Unos duermen todos los días, otros a días alternos y otros ni tan siquiera duermen. Dentro. Y todos con las manos manchadas de sangre.

Eso sí, pidieron perdón. ¿ A quién mi “arma”, a quién han pedido perdón ?. Unos con unas motitas en la mano, otros con ronchas y otros hasta la muñeca les llega la sangre de las víctimas, sus víctimas, nuestras víctimas, que al fin y al cabo siempre son personas, niñas, niños, adultos y mayores. ¿ Y la conciencia ?. La de los unos ya la conocemos por no tenerla pero…¿ y la de los otros ? ¿ tendrán ?.

.- Ponme otro.

Recordando a su hijo por tierras mañas donde él mismo había pasado tan buenos momentos, le dio el primer aviso. Tenía el pecho ligeramente oprimido y un dolor leve le fue subiendo por el brazo izquierdo hasta llegar al cuello, sufriendo palpitaciones y fatiga. Le costaba respirar.

.- Ponme otro.

.- Adelante COTA.
.- Comenta un usuario que a la altura del Km. 132 vehículo pesado va perdiendo aceite.
.- Recibido.

Ya estaba bien por hoy. Tras el sexto decidió poner fin y subir a casa. Abandonó el bar y llamó al ascensor. Otro follón con la mujer al subir, seguro. Se introdujo en él y apretó al 8º. Se cerró la puerta y eso fue lo último que vio. El pensamiento postrero fue para su hijo en la bella tierra maña. Allí quedo tumbado moribundo..

Antes de llegar al 132, en el 131´800, estaba la fatal curva. Intentó enderezar la motocicleta, pero el aceite derramado en el asfalto lo impidió. Salieron rectos, él y la moto. Trató desprenderse de la moto y así fue. La moto hecha un ocho y él empotrado contra el guardarraíl. Decapitado. El compañero desde lejos lo vio, pero nada pudo hacer más que aminorar y salvarse él. Alguien sugirió negligencia por parte del agente debido a velocidad inadecuada. ¿ Gavilán o Paloma ?. Al final quienes realizaron el atestado, con su callada, olvidad y excelente labor, hicieron lo que tuvieron que hacer y lo que hicieron bien hecho fue. Menos mal. La mujer e hija, tuvieron el tiempo justo para abandonar el domicilio, el preceptivo mes.

Hacía calor aquel martes sosegado, soleado y veraniego. Los lloros y sollozos comprimidos en el funeral eran la tónica general. La esposa se limpiaba las lágrimas con el pañuelo de seda. Sabía que tenía un añito por delante, gracia especial hasta que el hijo acabase los estudios en la academia en la que estuvo también papi, para irse obligada, a vivir a la calle. Las exequias fueron celebradas en su ciudad natal a 400 kilómetros de distancia de la base y a 500 del lugar de “fallecimiento” oficial. Oficiales y caballeros, incluso venidos de otras provincias y compañeros de promoción acompañaron al finado en sus últimos momentos en esta santa vida. Los vehículos oficiales, mejor alineados que los guerreros de terracota, brillaban lustrosos en la entrada al camposanto. Por orden oficial no se solicitaron dietas. Ni pluses.

Su marido había fallecido de infarto de miocardio en la división de dos provincias, justo en la situada más al norte de ambas, cumpliendo con su deber en vigilancia de servicio. Por supuesto, y a todos nos consta, que cuando los servicios son vigilados se hace en “acto de servicio”.

¿ O no ?.

[depeche]

sublime, lo copio y pego en otro foro con tu permiso jero.

un abrazo.

[GENDARME]

Te felicito Jeronimo...muy bueno el relato.

Saludos.

[Piratabcn]

Como siempre ¡ Real como la vida misma !!!, ánimo amigo y sigue así, que aunque muchos no quieran entenderlo, es una realidad total.
Un fuerte abrazo.

[ventobarlo]

Que el primera artículo de nuestra institución ha pasado a la gloria, porque hay bastante personal que no lo ha tenido nunca.
Son los cara, caradura y carotas que azotan cualquier institución y viven a costa de ella y a costa de los demás y hay un H..............

Un saludo.