Diez años de errores

[Ashbless]

Pues eso, que hoy, 19 de marzo del 2014, día de San José para los católicos (que no sé yo si a los ortodoxos, coptos y otras subespecies del cristianismo les alcanza lo de los santos y santas, que diría Ibarretxe), patrón de los Pepes y Pepas (no, no hablo del pepé, que no está el patio para "paellas"), Josefos y Josefas, padres reconocidos y presuntos (entre los que me incluyo, con un hijo más guapo que un san luis), se cumple el décimo aniversario de la entrega del despacho a la primera promoción de las escalas facultativas de la Guardia Civil.

Sí, sí...ésas...las que han sido definidas por cierto teniente general del cuerpo benemérito como "un error"; huelga decir que me "llena de orgullo y satisfacción" saber que al menos comparto algo con ellos, los tenientes generales, con el Director Adjunto vitalicio Operativo...ser uno más de los errores que pueblan esta institución, y este país antes llamado España. Porque digo yo, que con tres docenas de generales... ¿para qué queríamos tenientes generales? ahora que ya casi sabía distinguir un general de brigada de uno de división, y un alférez de un comandante (manía de ponerse la estrellica en el mismo sitio, leñes)...

Error...estadísticamente denominado "incertidumbre", por cierto. Una incertidumbre que a los facultativos, se nos ha pegado como una lapa. Ya no me refiero a la incógnita de nuestro futuro, como el resto de oficiales no tocados por la gracia de Dios (vamos a llevarnos bien con el ministro, mientras nos dure...no sea que se cabree la asesora portuguesa esa que se ha echado y condecorado, y nos quite la productividad), con esa ley de personal que no termina de llegar; para nosotros, la incógnita es el presente. Es el día a día.

Creados, como decía un buen amigo, "a traición", de nosotros han abjurado desde los inicios. Todavía recuerdo las palabras de bienvenida (premonitorias), que nos dedicó el entonces Coronel González Bueno, en la Academia de Oficiales de Aranjuez, excusándose por nuestra presencia en tan sacrosanta casa, pues según nos reconoció públicamente "nuestro sitio estaba en El Escorial", que allí andaban ya con estrecheces, como para recibir un experimento de casi medio centenar de un batiburrillo de licenciaturas, diplomaturas, empleos y experiencias (hasta un estudiante de intercambio japonés, ¡qué cachondo era mi gallego!). Bueno, pienso yo ahora, que tampoco habría pasado nada si nos hubieran mandado a la Sierra en vez de a la Vega, pero bueno...¿quiénes éramos nosotros para opinar lo que con nosotros hacían mentes más eficaces y privilegiadas?

Había de todo en aquel grupo: los que iban a seguir haciendo el mismo trabajo que antes, pero ahora cobrando como un oficial (o sea, trabajo de licenciado, cobrando como licenciado, o casi), los que iban a seguir trabajando durante la academia, porque en esta institución, como siempre tan previsora, nadie se había preocupado de prever que el único especialista que tenían, se tenía que ir a la Academia, y los que teníamos por delante un nuevo derrotero profesional, con nuevos cometidos, con un traslado...

Diez años después, hemos tenido de todo: alguno vio el percal (mejor dicho, lo tenía más que visto), y en cuanto pudo pidió la cuenta; otros nos dejaron violenta y repentinamente; algunos, se han terminado hartando de esa "incertidumbre" y de ser las "chicasparatodo", y han buscado destinos en otras administraciones; algunos están haciendo un trabajo que no tiene demasiado que ver con su perfil académico, y otros muchos vamos haciendo lo que podemos, lo que nos dejan...y lo que no (por si acaso no preguntamos mucho, que ya sabemos lo que puede pasar).

Una tónica general en muchos de nosotros es la absoluta indefinición, diez años después, sobre los cometidos profesionales. ¿Quiénes somos? ¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos? y yo añadiría ¿qué hacemos aquí? Porque resulta curioso (iba a escribir algo más fuerte, pero no quiero darle la noche a mi querido administrador), que diez años después, todavía no sepan muy bien para qué estamos aquí, dónde deberiamos estar, y qué deberíamos hacer.

Pensábamos muchos de nosotros que llegábamos para ayudar; para resolver la necesidad que la guardia civil tenía de especialistas en determinados ámbitos; veníamos cargados de ilusión porque íbamos a desempeñar una profesión vocacional en una institución vocacional; creíamos que íbamos a encontrar brazos abiertos, buena predisposición, diálogo...y no digo que no haya sido así, pero...

He perdido la cuenta de los comentarios de todo tipo que me han hecho (a mí y a otros compañeros), sobre la inconveniencia de tener un cuerpo de facultativos que visten el mismo uniforme "que los guardias civiles". Llegamos a proponer que nos pusieran una "F" dorada en la espalda, una capa roja, o que nos permitieran llevar los calzoncillos sobre los pantalones, pero creo que no estaba el horno para bollos y o bien había poco sentido del humor, o poca neurona para la ironía. Eso, o que lo propusimos después de la manita del Barça al Madrid en el Bernabéu, y claro...

Nos han negado los generales, nos han rechazado los oficiales de promoción interna...no os preocupéis, porque hasta entre nosotros mismos nos hemos negado a veces. Pero eso es otra historia, y a fin de cuentas, tampoco guardo rencor a nadie. Cada uno es libre de pensar, y ya dijo alguien más sabio que yo que esto de las opiniones, son como los culos: cada uno tiene el suyo.

Hay mañanas que me levanto, me voy al trabajo, y cuando me da por echarle un vistazo a la intranet, me siento un poco bipolar; bueno, no sé si me lo siento yo, o me da la sensación de que esta sacrosanta empresa lo está un poco: porque por un lado me dicen que yo no tendría que haber existido nunca (reclamaciones: daddy and mum, please. Que yo era muy chiquitín), que sobramos, que se puede prescindir de los facultativos...y luego, ¡ZAS! te encuentras en el boletín una convocatoria para cubrir puestos de trabajo de médico/enfermero/psicólogo/armero...dirigida a especialistas de las FAS, o rizando el rizo...con becarios a cargo de la asociación pro-huérfanos.

Diez años...y todavía no sabe la guardia civil qué hacer con nosotros (menos mal que ya no se fusila). Diez años...y todavía hay servicios para los que no existimos. Diez años...y todavía se siguen tomando decisiones para las cuales sería preceptivo solicitar un dictamen facultativo (vinculante o no), obviandonos, o lo que es peor, pagando a una consultora externa para que lo de.

Diez años, y no sé cuántos llegaremos a cumplir. Había pensado en pedirle al Director General que nos dejara montar unas bodas de lata(con diez años no sé si llegamos a mucho más), o en su defecto una paella, o una barbacoa, para celebrar nuestra corta existencia. Pero después de la que se ha liado en Valdemoro (mira que echar gambas rojas en la paella del Teniente Coronel...), creo que nos invitaremos a unas cañas cuando nos juntemos tres o cuatro facultativos (lo cual, una vez que sales de la Dirección General, es bastante complicado), y cruzaremos los dedos (que rece el que quiera) para que a nuestros próceres no les dé por proponerle al Ministerio que nos haga un plan de conservación, como al bucardo o al lince.

Mientras tanto, intentaremos seguir haciendo nuestro trabajo lo mejor que podamos...o que nos dejen. Un abrazo a todos los facultativos...y a todos los oficiales que os levantáis cada mañana (u os acostáis) tratando de hacer vuestro trabajo un poquito mejor, y lucháis para no perder la ilusión.

[depeche]

te has quedado corto con lo de los diez años.

miles de capitanes ("de los nuestros") se retiraron hace mas de 25 (o 70) años y jamas fueron comandantes, ya no te digo tecos o coroneles y lo de general seria digno de estudio por la arqueologia.

saludos.