MI SOLEDAD Y YO

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Opeslegis
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MI SOLEDAD Y YO

Mensaje por Opeslegis »

MI SOLEDAD Y YO

Sólo conozco dos situaciones en las que se está solo: “ante la muerte y ante el acoso Institucional. Ante la muerte es un proceso natural e irremediable, donde se sufre colectivamente aunque se tenga conciencia de que el nefasto final terminará imponiéndose sin piedad...

Ante un impróvido “acoso Institucional” quedas solo en las frías manos del azar, donde te das cuenta que todo es irreal, donde todo lo que debería de ser...ya no lo es, donde los héroes que te guardaban las espaldas se convierten en villanos, donde los que se querían “atrincherar” contigo para defender tus principios y valores (que asimismo son los del colectivo) se han disipado cual neblina matinal, donde el orgasmo de la esperanza, muere antes del éxtasis de lo que debería de ser.... entonces te acuerdas de Ortega y Gasset y gritas en silencio aquello de: “Yo soy Yo y mis circunstancias”... y ves con desolación que ya no hay marcha atrás, que las vías de salida han sido bloqueadas, que intentar el regreso, además de quebrar tu dignidad, no te salvaría de la eterna amenaza de llevar una sombra invisible que cubrirá tu ficha personal.

Muchas cosas valiosas puestas en juego: un futuro profesional, una estabilidad familiar, laboral, personal, psicológica, social... en una lucha denodada contra las “injusticias”, contra la “sin razón”... contra un “poder tirano” que impone unas ideologías y libertades, en las antípodas de una “cansada y senil” Constitución, dirigido bajo un dogmatismo sin precedentes.

Donde el “acosado” se convierte en “peligro político” que ha osado salirse de una línea predefinida como políticamente correcta, donde no tienen encaje otros modelos de pensamientos, de expresión o de defensa... donde los Señores Pretores fiscalizan tus derechos para imponerte otra realidad de libertad basada en pseudonormas disfrazadas de un tapiz de legalidad que hacen de “armas letales” para hacer fenecer cualquier oposición incómoda que surja esgrimiendo a mano alzada el grito de la “Justicia”... una diana que abatir en las fosas del olvido.

Cuando la honestidad, esa cualidad humana por la que la persona se determina a elegir actuar siempre con base en la verdad y en la auténtica justicia, cae marchita cuales pétalos se desprenden del árbol del despropósito y se pierde toda referencia de ser honesto por aquellos que tenían el deber de serlo, que creían que la honestidad consistía sólo en franqueza, es decir en decir la verdad, sin querer asumir que la verdad es sólo una y que no depende de personas o consensos sino de lo que se nos presenta como innegable e imprescindible de reconocer.

Cuando ves que el poder se disocia de la “responsabilidad”, es decir de la obligación, ya sea moral o incluso legal, de cumplir con lo que se ha comprometido, se quebranta un bien sumamente fundamental en las relaciones cuál es la “confianza”. Gracias a la responsabilidad se puede convivir pacíficamente en sociedad, bien en el plano familiar, social, personal y, como no, profesional, y hoy reluce por su infinita ausencia.

El Poder se ejerce desde una posición privilegiada, donde no sufre pérdidas sino contratiempos, donde no existe la responsabilidad sino la felonía, donde se piensa impúdicamente que cuando se derriba a un detractor de la ideología impuesta, existen CIEN abducidos mansos que pueden ocupar su lugar...

Entonces, como cada mañana de pie, frente al nuevo amanecer, esperas paciente y serenamente, ver volver las bravas banderas victoriosas cruzadas de sables con aires de cambio que devuelvan al Estado su dignidad encontrada, ese loable bien jurídico de valor moral incalculable que nunca se debió perder.... os prometo estar impasible a la espera, mi soledad y Yo....

Espero se entienda la enjundia de esta humilde opinión.
Un saludo.
Opeslegis.

jeronimo
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Re: MI SOLEDAD Y YO

Mensaje por jeronimo »

Precioso artículo, además preñado de bellas y poéticas palabras y frases.

Muy bien por el articulista y adelate con otro u otros de esta índole.

Saque, si lo tiene a bien, unas pequeñas consideraciones o pinzeladas del siguiente, llevado a efecto en este mismo foro hace ya algún que otro año. Se lo ruego. Y anticipadamente le doy las gracias si a bien lo tiene matizar.
Un saludo Opeslegis.
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Es en contestación a otros foreros.
Son diversos tramos y diferentes respuestas, pero siempre con un denominador común. En román paldín. Vamos a ello y es lo que sigue.:--------------------------




Tal como queda expuesto, el más bajo de la cadena es el culpable. La unidad no rinde, no se cumplen objetivos por culpa de ese o esos malos trabajadores.

El mando, tenga la categoría que tenga, es ejemplarizante, justo, ecuánime, para nada dictatorial ni mucho menos acosador. Sólo se limita a encauzar conductas que alguno de los miembros de la comunidad desvirtúa. Éste último párrafo, sería lo ideal que sucediera, pero me temo que no es así.

El acoso puede producirse de superior a inferior, a la inversa o entre iguales. Pero ya es raro en una empresa (ésta) jerarquizada y miltarizada que acose al superior un inferior. Si se conoce algún caso, que se exponga. Pudiera ocurrir, solo es un pudiera, que se trate de componente femenina hacia superior masculino, pero me da que tampoco.

Respecto a la entrega de tareas tasadas, tampoco suele ser lo habitual, sino que se intenta minar la moral del acosado en dos direcciones. O bien se le satura de trabajo con tareas insoportables o por el contrario se le dan trabajos secundarios que para nada están en la órbita del trabajador. Me atrevería a incluir una tercera, que es no darle nada. Tenerlo en una silla sin contar con él, absolutamente para nada. Ésta pudiera ser la más perversa de todas.

El llevar un control férreo sobre el trabajo del inferior, es otro modo de acoso. Máxime cuando solo se realiza sobre éste y no sobre el resto de los miembros de la comunidad.

Creo que debe de existir más diálogo entre unos y otros, superiores y subordinados y la máquina por sí misma funciona a total rendimiento. Ahora bien, qué hacer cuándo el superior es quien no rinde ?

Porque claro, damos por hecho que el superior siempre es el justo. Y en la mayoría de los casos, así será. Qué mecanismos tiene este benemérito para arreglar esta disfunción ?

Qué respuesta tenemos ante un mando, sea del rango que sea, que no es justo, hace su cuadrilla y relega a un segundo término a uno o varios de sus subordinados ? Cuando ese mando tiene su "grupo" hecho, qué hace el resto ?


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En todos los colectivos....Sí por supuesto que en todos los colectivos. Pero ocurre que ESTE colectivo es un poco peculiar. Tenemos doble función, policial y militar. Estamos jerarquizados, nosotros y todo el mundo. Pero, a la vez militarizados. Lo cual, para lo que nos ocupa, sí es importante. Los que cumplen todas las normas, no se conocen, ni aquí ni en otro estamento. Pero al no tener relevancia, no hablamos de ellas.

Las que cumplen, a medias y son recuperables. Tampoco tienen importancia, desde el punto de vista de este post. Pero hacemos un inciso al respecto. RECUPERABLES, mediante el ejemplo que el jefe dé, animándoles, motivándoles, reconociendo el trabajo y siendo felicitados por ello. Dos cuestiones. Eso vale para los recién ingresados, la palmadita en la espalda, la medalla y la llamada al despacho para agradecerles su dedicación, esfuerzo, profesionalidad y demás. Los que llevan un poco más de tiempo, "pasan" de esas cosillas. O sea nadie tiene que decirles lo que hay que hacer, puesto que lo saben de sobra y nada esperan a cambio.

Y al respecto de éstos y los primeros, los cumplidores, das por hecho lo que te comentaba en el primer post, que el jefe siempre es justo. Y en muchas ocasiones así es, pero en otras, para nada. Te basas siempre, y me parece correcto e incluso apropiado, de que el jefe está en poder de la verdad absoluta. Cuando el jefe, esgrime su verdad. Y su verdad, en ocasiones, está reñida con el bien común, más bien con el beneficio propio.

Y llegan las terceras. Los IMPOSIBLES. Así les denomino yo, ojo. Antes de que existan episodios de acoso entiendo que hay otras maneras de encauzar el problema. Hoy por hoy, existe una productividad. Existen llamadas a despacho y por fín los tan socorridos correctivos. Los cuales, con el tiempo, van haciendo su mella, aunque no la expulsión como comentas.

Mientras hagan las cosas a regañadientes, las están haciendo, lo cual no es poco. Envenenar al resto, dos cosas, primero, poco inteligentes son los que se dejan engañar y segundo, ya se encarga el propio superior de correr la voz entre el resto, de quién es ese "subordinado".

Y menos mal que no tenemos el sistema americano, la movilidad en el cargo, menos mal. Pero eso, es para todos, superior y subordinado. Respecto de tu último párrafo, por supuesto que la rigidez debe de estar al día, la disciplina y todos los medios que tenga el superior a su alcance para intentar corregir esa conducta, pero no un control excesivo sobre su trabajo, ya que ésto llevaría posiblemente a lo que ninguno queremos.

Dos cosas para acabar. En China, no se paga al médico cuando se acude a él, sino que se hace mientras se está sano.

Y segunda, me pregunto: Quién controla al controlador ?


Como quedó dicho en los otros posts, el acoso laboral se extiende a todos los estamentos de la sociedad. Ninguno se libra. Judicatura, clero, militares, empresa civil, siendo la Guardia Civil parte de la sociedad, a la cual sus miembros sirven y de la que económicamente se nutren.

En una primera fase, al que ostenta el mando o liderazgo de la empresa o crepúsculo de la misma, el sistema le proporciona una serie herramientas que se encuentran a su disposición. Despacho u habitáculo individual, medios técnicos y humanos. Todo ésto es mejorable, pero cuando las circunstancias económicas son limitadas, es lo que se debe utilizar, al no disponer de más.

La meta del jefe, del mando, será buscar el mejor rendimiento profesional de los trabajadores que tiene bajo sí con el objeto de alcanzar los objetivos buscados para llegar a alcanzarlos.

Dentro de la empresa, cada cual tiene bien definidos sus roles y si hubiera alguna dejación de funciones o bien el empleado incumpliera alguna o parte de sus obligaciones, el jefe, caso de no existir otra persona por medio de ambos, será el encargado de encauzar esta u otras desviaciones de los empleados.

Para alcanzar dicha meta, todos, cada uno en su parcela, son necesarios, pero unos más que otros. Depende de lo que se busque, de la meta final, el jefe empleará a unos u otros, en función de la consecución del final. Para ello, al disponer de la totalidad, unos estarán más capacitados para llevar adelante la misión.

En base al conocimiento que el jefe tenga de sus componentes, la efectividad en el trabajo, las metas logradas y la consecución de objetivos, puede incentivar a sus empleados, caso de tener potestad para hacerlo.

Esto lleva, la incentivación, a que los propios empleados busquen la cercanía al jefe, capataz, directivo encargado o llámese como sea. De igual manera, el jefe será el que busque rodearse de los efectivos que vea oportuno, para el bien común.

O sea, que ambas partes, jefe y empleado, tratarán de acercar posiciones para lograr el beneficio de la empresa.

Centrándonos en esta "empresa", el jefe suele estar un tiempo limitado, por ascenso, retiro o cambio de destino. O sea, que los que quedan son los que ya estaban. Y por ende, los que estaban son los que se quedan.

Dentro de los que ya estaban, suele haber alguno o varios que por tiempo tienen una relaciones sociales bien marcadas, definidas. Saben hacer su trabajo, son cumplidores.

A éstos es, normalmente, donde van dirigidas las miradas del jefe. en concreto a alguno de ellos.

Comenzará por intentar acercar posturas con la única finalidad de ver o intuir las debilidades del trabajador, ostente el empleo que ostente. Debilidades traducidas a ludopatías, bebida, amistades o sean de los tipos que sean.

Una vez en el ojo del huracán, se buscarán pequeños conflictos verbales, discusiones sin importancia, aún debatiendo temas que para nada implican al trabajo, fútbol, mujeres, coches, etc., pero que al final el jefe deja bien clarificada su postura, de manera que siempre se impondrá no por razones, sino por ser quien es.

Esa "insumisión" , ese no tener puntos coindicentes, pasa a ser tema de trabajo y el empleado de ser bueno o muy bueno, a mediocre e incluso malo como trabajador. Hemos pasado, en breve tiempo, de tener un formidable currante a todo lo contrario.

Normalmente los puntos de vista de uno y otro suelen llevarse a cabo en el despacho y con ausencia de terceros. De manera que lo que empezó siendo una tontería se convierte en acoso.

El jefe, al no tener tampoco testigos al igual que el empleado, comienza a tener actitudes contrarias y abiertas hacia el acosado, pero siempre a solas. Para afirmarse en ellas, busca el apoyo de los compañeros del acosado. De forma que pone en contra de todos al acosado, desprestigiándolo a sus espaldas y desacreditando cualquier iniciativa que éste tenga.

Si este sistema no le es beneficioso, al resto les insinúa la adopción de medidas o represalias. Paralelamente a ésto, el acosado no sabe por donde le vienen los tiros y de un día para otro, se ve inmerso en la soledad, desconociendo el por que.

El resto de la plantilla, que no suele ser alta en número, o bien se solidarizan con el jefe por ser quien es, por miedo, por pasotismo o amiguismo o cercanía al jefe, hacen oidos sordos de la situación, para no verse involucrados en la misma, o lo que es peor, hacerse objetivos del acosador.

Al desentenderse el entorno de la víctima del problema personal y ser un bis a bis entre los dos, acosador y acosado, éste se va aislando cada vez más llegando a sentirse cumplable de la situación.

Hasta aquí, la postura del líder, ha sido más bien pasiva, no ha habido enfrentamiento directo con la víctima. A partir de conseguir que el resto esté en contra, comenzarán los ataques directos y personales. De esta manera se va consiguiendo, poco a poco, que el acosado vaya perdiendo cualquier esperanza de ganar la batalla, puesto que los mecanismos que tiene para poder responder se le van acabando.

El acosado está completamente indefenso, ante su jefe y el resto de la plantilla. Puede, en ocasiones, intentar doblar su esfuerzo en trabajo, hacerse cargo de otros que no le competen, meter horas a destajo, para poder volver al estado inicial, lo cual tampoco se consigue. Una vez doblegado y solo, suele tirar por el camino que se le deja, que es la asistencia a un médico especialista. La famosa baja psicológica.

Quiero añadir que en un considerable número de episodios de este tipo, por parte del jefe no se toman medidas correctoras, léase imposición de correctivos, supresión de la productividad, remisión de escritos hacia el subordinado, etc.





Obviamente, ves el problema desde la óptica de que el jefe es justo en sus cometidos. El post anterior está referido en general. Todos podemos ser, en un momento dado, jefes. Lo que es indudable es que todos, debido a la cadena de mando, jerarquizada y militarizada, somos subordinados. Desde el último Guardia, por fecha de ingreso, hasta el Director General.

Ahora bien, una vez reconocido que existe el problema, acoso laboral, lo siguiente sería como intentar desterrarlo. Difícil solución.

El acosador repito, tenga el cargo que tenga, lo primero que hace es no reconocer su capacidad para convertirse en tal. Ello implicaría el tener que ser evaluado a nivel personal. Cuando éste pone la vista en su futura víctima, nada le va a parar. Sino tiene "argumentos" se los inventa y, dada su posición de poder respecto del hostigado, hará lo imposible por acabar, profesionalmente, con él. Dicho lo dicho en el anterior post, omito más sobre el acoso en sí.

Decía que es un problema de imposible solución, dado como decía la estructora sobre la cual se apoya la Guardia Civil. Militarizada y jerarquizada. No estoy ni a favor ni en contra de lo uno ni de lo otro.

El canal existente entre las bases y la jerarquía, es nulo. Inexistente. Por lo tanto y como el único leso de unión son los intermedios, los oficiales, éstos son los que debieran de poner en conocimiento del, llamémosle "alto mando" para diferenciar, las inquietudes o problemas que hay entre las bases, en concreto por parte del hostigado.

Pero claro, surge otro problema. Cuando el oficial es el acosador u hostigador, y comenzando que él no sabe lo que es y aún sabiéndolo no lo admite, ahí se queda la problemática. Que nadie se sienta ofendido por lo dicho, se puede canalizar igualmente de alto mando al inmediatamente subordinado e igualmente de suboficial para abajo. Lo que es obvio, que de abajo arriba, nunca. Salvo como dije, que el componente acosador sea de género femenino, lo cual es poco probable por no decir imposible y no sería encuadrable en acoso.

Ante todo entiendo que el subordinado no debe de achantarse, ésto tan sencillo de escribir es mucho más difícil de llevarse a la práctica. El miedo al acosador suele ser extremo llegando a situaciones de verdadero pánico con solo su presencia física elevado al máximo cuando tiene que haber una disputa verbal.

Con ello, el no tirar la toalla, el acosador va encontrarse sorprendido y por un momento despistado, pero en breve recupera su posición. Así todo, enfrentarse por parte del subordinado al problema que tiene encima. Otra cosa a llevar a efecto sería el procurar no encontrarse ambos a solas, pero difícilmente esto se puede llevar a cabo, tarde o pronto han de verse de nuevo. Así todo y, si es posible, que tenga testigos de la conversación, lo que nos lleva a plantear que habiéndolos, la conducta del acosador, al menos en ese momento, sea diferente.

Pero pudiera ser que éstos, los testigos, estarían de parte del superior, aunque solo fuera por empatía con lo cual estamos en las mismas.

Quedaría la socorrida cuenta. Subir a hablar con el superior del acosador. Pero eso nos lleva a otras. Primero, no existen pruebas tangibles del "supuesto" acoso. Segundo, el superior, "alto mando", caso de recibir al acosado, tiene el tiempo muy restringido para escuchar ciertas cosas. Tercero, ante dos, jefe y subordinado, acosador y acosado, la última palabra la tiene siempre el superior. Y lo que es peor, la razón.

Pudiera abrirse una información entre los componentes de la unidad en la que sirven ambos. Costoso y carente de lógica, ya que si por cada caso que hay de estas características hay que abrir una información verbal en las unidades, no emplearíamos el tiempo más que en eso.

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Una vez reconocido que existe el acoso, mejor acoso que no mobbing, aunque solo sea por la escritura, el legislador ante el número de casos que se vienen produciendo en la sociedad y denunciados, en julio de este año modifica el C.P. y lo incluye como delito. La pena establecida, entre 6 meses y 2 años. Lo cual difiera, no por la pena sino por la tipificación, con la administración, que no reconoce el acoso moral como enfermedad laboral. Como poco, curioso. Añadir que para que existe este tipo delictivo, será como consecuencia de haberlo sufrido al menos durante seis meses y con una periodicidad de al menos una o dos veces a la semana. En el caso que nos ocupa, exceptuando el libre o festivos, es a diario.

El afectado, al no poder hacer frente a la situación, recordar que se encuentra aislado personal y profesionalmente, tiene una serie de síntomas. Haría mención a la apatía que le invade. Le da igual 8 que 80. Le es indiferente todo, todo, menos llegar a topar de nuevo con su verdugo. A eso no se le llama apatía, sino terror.

Una brutal ansiedad, una frustración por todo y la autoestima por los suelos.

Un gran sentimiento de culpabilidad. Todo lo que haga, sabe o considera que está abocado al fracaso. Ya puede tener, hablando de este trabajo, la mejor noticia sobre delincuencia o detener a un comando de asesinos, las condiciones para él, no cambian y lo que es peor, será también criticado por haberlo hecho. Si contó con alguien por que lo hizo, sino lo hizo igualmente.

A las dos anteriores, y debido a ese aislamiento, una falta total de confianza en sí mismo. Lo cual se traduce a una desconfianza hacia todo y todos. Alerta en todo momento ya que no distingue ente amigos o enemigos, todos lo son para él.

Asimismo padecerá unos rasgos depresivos que mejor los médicos para hablar de ellos. Y todo esto unido, nos lleva a que el individuo no rinde como en condiciones normales lo ha venido haciendo en su trabajo. Como consecuencia la mente está en tensión constantemente y el cuerpo más vulnerable a las enfermedades, llamemos de tipo común. O sea, más expuesto a pillarlas.

Éstos a grandes rasgos serían los sentimientos y los síntomas de un acosado "ejemplar". Con todo ello, el problema no es ni reversible ni excesivamente grave, desde el punto de vista médico.

Si la situación se prolonga en el tiempo, y en función del tipo de acoso que reciba, puede llegar a situaciones paranoicas y, no como consecuencias determinantes de éstas, al suicidio






Bien, se ha hecho un repaso muy por encima por todo lo que es el acoso, quienes son los protagonistas, fases por las que se va pasando, personalidad del acosado y para no cansar, acabo con el perfil del acosador. Faltaría añadir, el aspecto humano y familiar en el que queda inmersa la víctima, pero eso lo hago, sino acapararé medio foro y no es mi intención. Luego ya contestaré y seré contestado.

Éste, acosador, tiene en común diversas facetas, puntos en común con el acosador sexual. Pero solo puntos en común. Ambos son maquiavélicos en sus pretenciones y en el logro de sus intenciones. Le doy mucha más importancia, por el ámbito tan amplio en el que se se mueve, al acosador moral.

El individuo en sí suele, tiene de hecho, una doble personalidad. Encantador, amable, con sentido del humor ante la sociedad, su sociedad profesional. Diferente cuando a solas se encuentra con su víctima.

Mentiroso. Utilizando esta técnica con el único fin de lograr sus fines, no duda en mentir para tirar por el suelo cualquier argumentación del acosado.

Arrogante y chulesco, siempre ante su víctima, por la necesidad de destrucción de ésta. Egocéntrico, manipulador, para sí mismo el único Dios que existe. Quedan más adjetivos para el caballero, pero a grosso modo, se han expuesto los más significativos.

Dado que la situación descrita, acoso, tampoco puede dilatarse mucho en el tiempo, uno de los dos sobra en la unidad. Y en ésta, solo hay un camino. El subordinado, o abandona pidiendo otro destino o lo hace su verdugo. Obviamente la solución está clara. Abandona el acosado. Y tiene, en condiciones normales, dos caminos. El del suicidio, lo dejamos por ahora. O sea va a otra unidad o bien acude a la baja psicológica. Siendo ésta última la más aceptada, tanto por él como por el resto, de forma que el problema aquí acaba.

Sin embargo, la figura del acosador continúa y será otro subordinado, en ésta u otra unidad, el objeto de su perverso comportamiento. Por su parte, si éste ve que su víctima no abandona, el funcionamiento de la unidad se presta a ello y él tiene potestad, solicitará la baja en la unidad del "otro", por pérdida de confianza. Otro caballo de batalla esta situación tan arbitraria.

En este caso, ya no sólo cuenta con la complacencia del resto de subordinados de la unidad. Ahora entran otros elementos que, sin haber tomado parte activa en el acoso, son co-autores del despropósito del acosador y por lo tanto cómplices necesarios para acabar con la destrucción del individuo.

Ni más ni menos que los jefes. De Comandante para arriba, caso de que el acoso provenga de un oficial. Ellos son los que dan el visto bueno a esta última tropelía. No sólo no ayudan, sino que tampoco hacen lo más mínimo para intentar atajar, en su medida, el problema.

El escrito del acosador solicitando el cese en el destino, para él, se basa en hechos fundados, hechos que no son cuestionados por los superiores.

Frases de este tipo: Tengo conocimiento de que el ...... fulano de tal, se porta mal. Ha generado una desconfianza entre sus compañeros, y por su manera de ser, un serio malestar en la unidad, perdiendo el contacto con sus propios compañeros. Deja mucho que desear como profesional. La imagen del Cuerpo queda afectada. Con sus actuaciones, la cedena de mando queda afectada. En cierta ocasión se le ha visto en compañía de (delincuentes, señoritas de mala fama, lo que desee el señor poner). Me parece, yo creo, sería conveniente, me dijeron, me vinieron a contar al despacho. Zarandajas de este tipo, que de por sí ya insultantes, acaban por llevar a un hombre al pozo de la baja.

Con lo cual directamente se ha conseguido que el elemento quede por encime, gane la batalla y por otra, la pérdida de un profesional en dos vertientes, como trabajador de esa unidad y posiblemente como guardia civil. Por todo ello se propone la revocación en el destino del ...., por pérdida de confianza en el desempeño de los cometidos propios.

Y en eso andamos. Luego el Director, previo pase del papelito por la Sección de Recursos Humanos y Personal, firma el cese en el destino de ese hombre.

No es llamado por nadie, a nadie le interesa meterse en fregados. Su versión de los hechos, se la queda él. No se le podía llamar desde Jefatura, para ver cual es el problema?

Mi pregunta es: no se podía haber atajado antes, mucho antes, de salir el escrito, dando un escarmiento al acosador por todos los pasos que ha venido dando desde el principio, y no tiramos por el camino fácil que es machacar el inferior, militarmente ?. Entre otras cosas, por que el alto mando, sí tiene conocimiento de lo que está pasando, por una u otra versión lo tienen.

Lo puse en otro post, en una mayoría de casos, para nada han intervenido aquí ni el régimen disciplinario (ahí sí hay “defensa” por parte del subordinado, aparte de tener que probar los hechos el mando) ni tampoco la no concesión de la productividad ni tipo alguno de medidas encaminadas a encauzar la conducta, tan criminal a la vista del escrito de cese, del subordinado.





Como quedó dicho en los otros posts, el acoso laboral se extiende a todos los estamentos de la sociedad. Ninguno se libra. Judicatura, clero, militares, empresa civil, siendo la Guardia Civil parte de la sociedad, a la cual sus miembros sirven y de la que económicamente se nutren.

En una primera fase, al que ostenta el mando o liderazgo de la empresa o crepúsculo de la misma, el sistema le proporciona una serie herramientas que se encuentran a su disposición. Despacho u habitáculo individual, medios técnicos y humanos. Todo ésto es mejorable, pero cuando las circunstancias económicas son limitadas, es lo que se debe utilizar, al no disponer de más.

La meta del jefe, del mando, será buscar el mejor rendimiento profesional de los trabajadores que tiene bajo sí con el objeto de alcanzar los objetivos buscados para llegar a alcanzarlos.

Dentro de la empresa, cada cual tiene bien definidos sus roles y si hubiera alguna dejación de funciones o bien el empleado incumpliera alguna o parte de sus obligaciones, el jefe, caso de no existir otra persona por medio de ambos, será el encargado de encauzar esta u otras desviaciones de los empleados.

Para alcanzar dicha meta, todos, cada uno en su parcela, son necesarios, pero unos más que otros. Depende de lo que se busque, de la meta final, el jefe empleará a unos u otros, en función de la consecución del final. Para ello, al disponer de la totalidad, unos estarán más capacitados para llevar adelante la misión.

En base al conocimiento que el jefe tenga de sus componentes, la efectividad en el trabajo, las metas logradas y la consecución de objetivos, puede incentivar a sus empleados, caso de tener potestad para hacerlo.

Esto lleva, la incentivación, a que los propios empleados busquen la cercanía al jefe, capataz, directivo encargado o llámese como sea. De igual manera, el jefe será el que busque rodearse de los efectivos que vea oportuno, para el bien común.

O sea, que ambas partes, jefe y empleado, tratarán de acercar posiciones para lograr el beneficio de la empresa.

Centrándonos en esta "empresa", el jefe suele estar un tiempo limitado, por ascenso, retiro o cambio de destino. O sea, que los que quedan son los que ya estaban. Y por ende, los que estaban son los que se quedan.

Dentro de los que ya estaban, suele haber alguno o varios que por tiempo tienen una relaciones sociales bien marcadas, definidas. Saben hacer su trabajo, son cumplidores.

A éstos es, normalmente, donde van dirigidas las miradas del jefe. en concreto a alguno de ellos.

Comenzará por intentar acercar posturas con la única finalidad de ver o intuir las debilidades del trabajador, ostente el empleo que ostente. Debilidades traducidas a ludopatías, bebida, amistades o sean de los tipos que sean.

Una vez en el ojo del huracán, se buscarán pequeños conflictos verbales, discusiones sin importancia, aún debatiendo temas que para nada implican al trabajo, fútbol, mujeres, coches, etc., pero que al final el jefe deja bien clarificada su postura, de manera que siempre se impondrá no por razones, sino por ser quien es.

Esa "insumisión" , ese no tener puntos coincidentes, pasa a ser tema de trabajo y el empleado de ser bueno o muy bueno, a mediocre e incluso malo como trabajador. Hemos pasado, en breve tiempo, de tener un formidable currante a todo lo contrario.

Normalmente los puntos de vista de uno y otro suelen llevarse a cabo en el despacho y con ausencia de terceros. De manera que lo que empezó siendo una tontería se convierte en acoso.

El jefe, al no tener tampoco testigos al igual que el empleado, comienza a tener actitudes contrarias y abiertas hacia el acosado, pero siempre a solas. Para afirmarse en ellas, busca el apoyo de los compañeros del acosado. De forma que pone en contra de todos al acosado, desprestigiándolo a sus espaldas y desacreditando cualquier iniciativa que éste tenga.

Si este sistema no le es beneficioso, al resto les insinúa la adopción de medidas o represalias. Paralelamente a esto, el acosado no sabe por donde le vienen los tiros y de un día para otro, se ve inmerso en la soledad, desconociendo el por que.

El resto de la plantilla, que no suele ser alta en número, o bien se solidarizan con el jefe por ser quien es, por miedo, por pasotismo o amiguismo o cercanía al jefe, hacen oidos sordos de la situación, para no verse involucrados en la misma, o lo que es peor, hacerse objetivos del acosador.

Al desentenderse el entorno de la víctima del problema personal y ser un bis a bis entre los dos, acosador y acosado, éste se va aislando cada vez más llegando a sentirse culpable de la situación.

Hasta aquí, la postura del líder, ha sido más bien pasiva, no ha habido enfrentamiento directo con la víctima. A partir de conseguir que el resto esté en contra, comenzarán los ataques directos y personales. De esta manera se va consiguiendo, poco a poco, que el acosado vaya perdiendo cualquier esperanza de ganar la batalla, puesto que los mecanismos que tiene para poder responder se le van acabando.

El acosado está completamente indefenso, y por ende, dentro de su sociedad profesional, solo, ante su jefe y el resto de la plantilla. Puede, en ocasiones, intentar doblar su esfuerzo en trabajo, hacerse cargo de otros que no le competen, meter horas a destajo, para poder volver al estado inicial, lo cual tampoco se consigue. Una vez doblegado y solo, suele tirar por el camino que se le deja, que es la asistencia a un médico especialista. La famosa baja psicológica.

Quiero añadir que en un considerable número de episodios de este tipo, por parte del jefe no se toman medidas correctoras, léase imposición de correctivos, supresión de la productividad, remisión de escritos hacia el subordinado, etc.

Otro día hablaremos de las consecuencias que para el acosado significa la baja laboral, denominada psicológica.

Piratabcn
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Re: MI SOLEDAD Y YO

Mensaje por Piratabcn »

"Opesleguis", correecto post y realiksta,...y amigo "Jerónimo", como siempre has estado como se dice por ahí "sembráo" síseñores a cada cual de los dos mejor.
Por cierto "Jerónimo", a ver si lees los privados, hombreeeee!!!.
Un saludo a ambos.
¡¡¡UNIDAD DE ACCIÓN DE TODAS LAS ASOCIACIONES DEL CUERPO!!!

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