Interior debe poner fin a los enfrentamientos entre policías

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Interior debe poner fin a los enfrentamientos entre policías

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Interior debe poner fin a los enfrentamientos entre policías y guardias civiles

M.ÁNGELES MOYA viernes, 15 de febrero de 2013

No parece, a priori, muy viable que el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil pudieran unificarse para que hubiese un único cuerpo estatal de seguridad del Estado, como así lo demandan algunos sindicatos policiales y asociaciones de guardias civiles. Y no parece viable porque eso supondría, entre otras cosas, desmilitarizar a la Guardia Civil o militarizar al Cuerpo Nacional de Policía. Y, en mi opinión, cuando las cosas funcionan, mejor no meneallo. (El propio ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, destacaba, en declaraciones a la Revista ATENEA, que disponer de dos diferentes cuerpos policiales, uno de ellos con naturaleza y disciplina militar, "son todo ventajas").

Que policías y guardias civiles hacen bien su trabajo creo que está fuera de toda duda. Yo, al menos, no voy a poner el punto de mira en las labores que realizan a diario los componentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE) para que todos nos sintamos un poco más seguros. Pero, ya sea unificándolos o delimitando claramente sus competencias, lo que está claro es que el Ministerio del Interior debe, por el bien de los ciudadanos, poner fin a los enfrentamientos y cruces de acusaciones que se producen entre ambos cuerpos cuando, o no tienen claras sus competencias o quieren colgarse la medalla de haber resuelto con éxito una determinada operación.

Mientras que asociaciones profesionales de la Benemérita como la Unión de Oficiales (UO) consideran que "unir a Guardia Civil y Policía Nacional supondría un grave riesgo para la democracia" porque "la existencia de dos cuerpos es una garantía ante las corruptelas y las pretensiones que pudiera tener el gobierno de turno de usar a ese único cuerpo policial con fines político", sindicatos policiales como el SUP o asociaciones de la Guardia Civil como la AUGC (Asociación Unificada de Guardias Civiles) creen que un nuevo modelo unificado sería "menos costoso y más eficaz" y "evitaría que se repitiesen casos de descoordinación" como el ocurrido el pasado martes en una intervención en el Consulado de Francia en Madrid.

Este hecho, que finalmente se resolvió de manera satisfactoria, para bien del propio Consulado y de la ciudadanía en general, dio lugar a un cruce de acusaciones, a través de comunicados de prensa, entre miembros del Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil, tras el enfrentamiento que se produjo entre ambos cuerpos por ver cuál de los dos tenía que hacerse cargo de un paquete sospechoso que llegó al Consulado. Mientras que el SUP acusaba a un teniente de la Guardia Civil de haber sido "agresivo, grosero y violento", la Asociación pro Guardia Civil (APROGC) le respondía que no se puede "atacar personalmente a guardias civiles con alta responsabilidad de manera injusta y barriobajera".

Este tipo de enfrentamientos son, a mi juicio, inaceptables, porque al final van en perjuicio de los ciudadanos. De hecho, el propio SUP ha reconocido en un comunicado de prensa que "si los polvos que llegaron" el martes "en un sobre" al Consulado francés hubieran sido "Antrax", "decenas de miles de personas hubieran sido infectadas, porque no se cumplió ni uno solo de los protocolos de actuación previstos al efecto, ni por la Policía ni por la Guardia Civil". Y eso, insisto, es inaceptable, bochornoso, vergonzoso y todos los calificativos, acabados o no en 'oso', que se nos puedan ocurrir.

Que haya disensiones internas entre policías y guardias civiles entra dentro de los límites de lo razonable (no hay que llevarse las manos a la cabeza por riñas ocasionales entre compañeros de trabajo); pero lo que no se puede tolerar es que esos enfrentamientos puedan poner en peligro la vida de los ciudadanos, como así afirma el SUP en su comunicado. Y no quiero, con esto, alarmar innecesariamente. Afortunadamente, esos cruces de declaraciones no nos han afectado hasta el momento o, al menos, no nos hemos enterado.

Pero lo que está claro es que el Ministerio del Interior debe, como así he subrayado anteriormente, poner fin a esta situación de una manera u otra, por el bien de los españoles, de la seguridad de España y, en definitiva, de la democracia. Y más cuando estos episodios no se producen de manera aislada, como aseguran representantes sindicales de la Policía y representantes de asociaciones de la Benemérita.

Leo en sus comunicados: "Este nuevo episodio de descoordinación no es un caso aislado" (AUGC); "lo ocurrido es un incidente más de los muchos que se producen cada mes" (SUP); "denunciamos públicamente un nuevo ataque a la Guardia Civil" (APROGC), etcétera. A mí, personalmente, esta situación me entristece y me preocupa. Y pienso que los responsables de ambos cuerpos y, por consiguiente, del Departamento que dirige Jorge Fernández Díaz, deberían tomar nota de ello, si no lo han hecho ya, y ponerse a trabajar para atajar este problema cuanto antes. Porque, al final, como reza el dicho popular: "La unión -no lo olvidemos- hace la fuerza".

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