Algunos pueden pensar que el nivel 4 de alerta es algo pasajero, pero la realidad es que en la sociedad globalizada que vivimos se han impuesto, junto a la tradicional, nuevas formas de delincuencia y terrorismo a las que hay que hacer frente, pese a que las Fuerzas  y Cuerpos de Seguridad del Estado están diezmadas, en situación crítica por años de recortes y con niveles de plantilla alarmantemente insuficientes.

A lo largo de los últimos años, la Guardia Civil ha tenido que asumir funciones imprescindibles, tanto a nivel nacional como internacional, sin incrementar su personal. En este sentido, la vigilancia de centrales nucleares, la creación del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales o los Equipos ROCA, por citar sólo algunos ejemplos, se han creado a costa del personal de otras Unidades, de forma que éstas ven minimizado su potencial y se ven obligadas a dejar de prestar determinados servicios. Es decir, como aquella manta que según tiramos cubre la cabeza y deja al aire los pies o viceversa, se solucionan determinados problemas de seguridad a costa de generar otros distintos.

Tras la percepción social de una Guardia Civil que cumple fielmente con sus cometidos se esconde el sacrificio y abnegación de miles de guardias civiles que multiplican esfuerzos para cumplir con su deber. Pero incluso ellos empiezan a sentir indignación y vergüenza por el trato que reciben de sus responsables políticos, incapaces de poner remedio a una situación que se antoja crítica.

Y es que, estos días, se continúa tramitando el proyecto de Real Decreto de Plantillas, uno de los instrumentos, junto a la Oferta de Empleo Público, para dimensionar adecuadamente la plantilla de efectivos de la Guardia Civil a las necesidades actuales en seguridad y donde se está evidenciando que las buenas palabras del Ministro del Interior hacia la Guardia Civil quedan solo para las redes sociales.

El proyecto presentado por el Ministerio del Interior no sólo no dota de los efectivos necesarios sino que ni tan siquiera se aproxima a la tasa de encuadramiento de la policía, que teniendo menos efectivos que la Guardia Civil la dobla en número de mandos. Y todavía más vergonzante es la comparación con el Real Decreto de Plantillas aprobado recientemente para las Fuerzas Armadas que reduce hasta el ridículo el número de efectivos que Interior quiere para la Guardia Civil.

La Unión de Oficiales (UO) propuso al Ministro y al Director General unas mejoras del proyecto de Real Decreto de plantillas de la Guardia Civil para, al menos, minimizar algunos de los problemas más graves que ha generado la reciente Ley de Personal.

Las soluciones propuestas por la Unión de Oficiales suponen un mínimo impacto económico en un Real Decreto que, recordemos, es cuatrienal, y mucho menos en el global de una Institución como la Guardia Civil, máxime cuando hay otras polémicas recientes que ponen en duda las prioridades a la hora de asignar recursos.

Sin embargo, la negativa es toda la respuesta que obtenemos. No hay dinero para la Guardia Civil pero se aprueba sin problemas plantilla para las Fuerzas Armadas, para prejubilar a los estibadores o para reformar viviendas para políticos.

Desgraciadamente, este parece ser el sino de los Guardias Civiles, maltratados sistemáticamente por los Gobiernos de turno independientemente de su signo político, con un Ministro del Interior que se preocupa mucho por nosotros en Twitter pero que olvida que las buenas intenciones hay que trasladarlas al BOE.

UNIÓN DE OFICIALES GUARDIA CIVIL

Madrid, 29 de marzo de 2017