Asesinato de dos guardias civiles en Afganistán

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Asesinato de dos guardias civiles en Afganistán

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[align=justify]PESAR POR EL ASESINATO DE DOS COMPAÑEROS EN AFGANISTAN

La Unión de Oficiales hace llegar sus más sentidas condolencias a la familia de los compañeros, el capitán de la Guardia Civil José María Galera y el alférez Abraham Bravo Picallo, que han fallecido esta mañana en el noroeste de Afganistán asesinados por un talibán infiltrado durante una clase de formación. El atentado ha ocurrido en la antigua base española en Qala-e-now, en la provincia de Badghis.

Frente al hecho que nos conmueve, expresamos nuestros sinceros sentimientos y afecto de pesar a sus seres queridos, en este momento tan difícil y de dolor que le toca vivir ante la pérdida de un ser querido.

Condolencias que hacemos extensivas a la familia del intérprete nacionalizado español, Ataollah Taefi Kalili, que se encargaba de hacer la traducción durante la instrucción.

La Unión de Oficiales pone todos sus recursos a disposición de la familia del Alférez Bravo Picallo, socio de esta asociación, y también de la familia del Capitán Galera. [/align]

[align=center]Madrid, 25 de agosto de 2010

JUNTA DIRECTIVA DE LA UNIÓN DE OFICIALES GUARDIA CIVIL PROFESIONAL[/align]

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Re: Asesinato de dos guardias civiles en Afganistán

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Un oficial que dejó huella en Utiel

El capitán José María Galera estuvo más de un año al frente de la unidad del cuartel de Utiel

El capitán de la Guardia Civil José María Galera, asesinado en el atentado de Afganistán, estuvo más de un año destinado en Utiel. Galera acabó sus estudios como oficial en la academia de la Guardia Civil en 2002 y su primer destino fue el cuartel valenciano. En aquel momento era teniente y fue nombrado responsable de la unidad.
Sus compañeros guardan "muy buen recuerdo de él". Galera, de 33 años y nacido en Albacete, dejó Utiel en el año 2003 para ingresar en la Unidad de Acción Rural, un grupo especializado en la lucha antiterrorista con sede en Logroño, que opera en Euskadi y el País Vasco. En marzo partió a la base española de Qala e Naw, donde fue tiroteado, en Afganistán para instruir a los nuevos policías afganos.
Hijo de un agente de la Benemérita ya retirado, Galera había sido distinguido con dos Cruces al Mérito de la Guardia Civil y una medalla OTAN. El capitán se casó el año pasado en la localidad albaceteña de Tarazona de la Mancha, pueblo de donde es su madre. No tenía hijos.

Abraham Leoncio Bravo

El segundo guardia civil asesinado en el atentado, el alférez Abraham Leoncio Bravo Picallo, tenía 33 años de edad y era natural de Vimianzo (A Coruña). Leoncio Bravo ingresó en la Guardia Civil en 1999 y también estaba destinado en la Unidad de Acción Rural (UAR) en Logroño. Los dos oficiales terminaban su misión en la base de Afganistán el próximo día 22 de septiembre.

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Re: Asesinato de dos guardias civiles en Afganistán

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Soldados de varias nacionalidades rinden homenaje en Afganistán a los asesinados

Sentido homenaje internacional por los españoles en la base de Mazar e Sharif.

[align=center]Imagen [/align]

ELMUNDO.es | Madrid

En la mañana de ayer, un pequeño grupo de guardias civiles destacados en la base de Mazar e Sharif (Afganistán), pidió permiso a su jefe para cambiar la bandera de Estados Unidos (que habitualmente ondea allí), por la española, para izarla a media asta en señal de duelo por sus compañeros de la base de Qala i Now asesinados el pasado miércoles, José María Galera y Leoncio Bravo. Algo extrañado,(pues era la primera vez que esto ocurría), acabó accediendo.

Al anochecer, los cinco guardias civiles se reunieron para arriar la bandera y rezar una pequeña oración por sus compañeros fallecidos. Para su agradable sorpresa, un contingente de soldados franceses, algunos marines estadounideses, polacos y holandeses, se unieron de forma voluntaria a la oración nocturna en torno a la bandera española.

Según el Contingente de la Guardia Civil en ISAF, en este primer homenaje rendido a los guardias civiles en la base de Mazar e Sharif "no hubo corneta ni himnos, orden previa ni ensayos, prensa ni autoridades. Sólo las palabras sentidas a duras penas pronunciadas en su memoria, seguidas de un silencio desgarrador mientras se arriaba nuestra bandera".

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Re: Asesinato de dos guardias civiles en Afganistán

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CARTA DE UN COMPAÑERO QUE ESTA AHORA EN LA MISMA BASE

Buenas noches. Si es que ese término tiene algún sentido aquí, en Afganistán.

Cualquiera que tenga curiosidad por leer estas torpes palabras, dictadas por el corazón más que por la lógica, desde un lugar tan alejado del hogar, podrá comprender el dolor que se siente al ver como un compañero pierde la vida por el simple hecho de desempeñar su trabajo.

No es que pretendamos merecer más que otros, pero no resulta fácil encontrar a personas que estén bajo constante peligro de ser asesinados por el simple hecho de tener una profesión “diferente” a la del resto.

La noticia corrió “como la pólvora”. Al principio los datos fueron confusos. Más tarde, la tragedia se hacía realidad. Nos confirmaban que dos compañeros y un traductor español habían perdido la vida en un atentado terrorista.

No sabíamos que pensar. No sabíamos que hacer. Simplemente, no te lo crees. Se dice que estamos preparados para “esto”, que para “esto” nos pagan, que “debes" estar preparado para estas situaciones.

Pero hay que ser realistas. Es mentira. NO estamos preparados para esto, NO nos pagan para esto y, mucho menos, creo que ningún ser humano debiera estar preparado para estas situaciones.

Cada día leemos informes sobre ataques producidos en todo el país y especialmente en nuestra zona de actuación. Los atentados son diarios y numerosos. Las bajas, incontables. La sensibilidad, por desgracia, prácticamente inexistente. Conforme pasa el tiempo, y casi sin darte cuenta, hablas de muertos en combate y ataques con explosivos improvisados como si fuera lo más normal del mundo.
Claro que se me olvidaba. Aquí, en este “mundo”, sí que es lo normal.

Pero de pronto un mazazo te devuelve a la dura realidad. Estás en un país donde algunos se niegan a que ayudes a la población, y para ello no dudan en acribillarte a balazos si es necesario. Y lo han conseguido con alguien a quien conoces desde hace años, o con el que has compartido algunas cenas en Kabul antes de comenzar una misión de seis meses sin poder imaginar siquiera que no ibas a volver a verlo. Coincidiste en el mismo avión de ida. Lo lógico es pensar que coincidirás en el de vuelta.

Sabemos perfectamente cuál es nuestra misión, así como los riesgos inherentes a ella. Y lo aceptamos como profesionales que somos, voluntariamente, con el conocimiento de que tal vez no volvamos a ver a nuestros seres queridos. Sin embargo, sabes perfectamente que podrías haber sido tú mismo. Rápidamente llamas a la familia y les dices entre lágrimas que te encuentras bien, pero que ha ocurrido algo terrible. El teléfono no deja de sonar y en España ya se sabe. No puedo dejar de pensar que podría haber sido yo. Les faltaba el mismo tiempo que a mí para acabar nuestra labor. Recuerdo perfectamente cuando anoche hablé con mi mujer y le dije: “no te preocupes, en unos días estaré allí. Te quiero”. Estoy seguro de que ellos también lo hicieron. Y no consigo que se me quite de la cabeza.

El tiempo pasa. Los nombres se dan a conocer y algunos de nuestros amigos en España sienten una triste alegría porque no has sido tú. Sentimientos contradictorios donde los haya.

Y llega un momento en que todo, al menos aquí en nuestro mundo “normal” se relaja. Te empiezas a dar cuenta de un detalle. Mañana simplemente serán tres números más en un informe de bajas, como todos los días. Así, sin más.
Estás tan acostumbrado a oír como mueren americanos y alemanes de las bases cercanas que sabes lo que ocurrirá con los tuyos. Nada. Y te niegas a aceptarlo. No se merecen que al día siguiente se continúe como si no hubiera pasado nada. No quieres que la Guardia Civil se convierta en un número más de un informe de la OTAN.

Somos profesionales, nos sentimos como tales y estamos ejerciendo nuestra labor con total entrega, dedicación y espíritu de sacrificio. Le podría haber pasado perfectamente a cualquiera de nosotros, ya que se realizan las mismas misiones en distintas partes del país. Y sabes que no estaría bien que quedase en el olvido.

Seis meses pueden llegar a ser muy duros. Durante el día el sol quema como si estuvieras en el infierno. Las clases que impartes implican un serio riesgo para tu integridad, como ha quedado demostrado. Sólo puedes fiarte del compañero que tienes al lado. Los convoyes son frecuentes y salir fuera de la base es jugar a la ruleta rusa en forma de secuestro, ametrallamiento o explosión al paso.
Las noches no son mucho mejores. A penas se concilia el sueño cuando sabes que tu base es una de las pocas que no se han atacado. Eres consciente de que es cuestión de tiempo y probabilidad. Tener siempre el arma encima o en la mesita de noche, lo “normal”. Has recibido el entrenamiento adecuado y sabrías como actuar. Pero deseas con toda tu alma que no te pongan a prueba.

De repente lo tienes tan claro como el agua. Lo mínimo que se puede hacer es rendir sincero homenaje a aquellos que han defendido los valores democráticos de la sociedad española de la forma más heroica posible: derramando su sangre por aquello en lo que se cree.
Así, todo se desencadena rápidamente. Sin pedirlo aparece una bandera española. Alguien no duda en entrar en la oficina del jefe de la base y, con un torpe aunque decidido inglés, le explica lo ocurrido y le solicita el poder ondear a media asta la bandera nacional en señal de duelo. Extrañado, ya que está acostumbrado a que mueran soldados americanos diariamente y no se hace nada (lo “normal”), accede.

En la base sólo hay un mástil. Y como cabría esperar, sólo una bandera. La estadounidense.

No es nuestra intención arriar su bandera para colocar la nuestra. Sólo queremos mostrar nuestro respeto para con los compañeros caídos. Sin embargo, el custodio del símbolo americano, un duro ex marine tejano de acento cerrado donde los haya, no lo duda: “hoy han caído dos de los vuestros. La bandera americana se arriará y hoy sólo ondeará la vuestra a media asta. Tal y como os merecéis”.
Y a partir de aquí comienzan las sorpresas. Durante las horas siguientes todos los miembros del resto de contingentes (americanos civiles y militares, franceses, holandeses, alemanes y polacos) observan que algo no cuadra en el patio central de la base. Una bandera española ondea a media asta. Está claro que algo ha ocurrido y que no es “normal”.

Nuestra intención es humilde y sencilla. Sólo queremos presentar nuestros respetos y recoger nuestra bandera a toque de oración. Para ello, preferimos esperar a que anochezca, momento en que no suele quedar nadie en el patio. Todos suelen irse temprano a “intentar” dormir.

Pero ya es tarde para que nuestro pequeño y espontáneo acto pase desapercibido. Antes de que formemos se han congregado todos aquellos con los que diariamente compartimos riesgo y profesión, y algunos que conocemos de simple vista se suman como espectadores. Saben que es lo que va a ocurrir y han decidido no dejarnos solos con nuestro dolor.

El acto, aunque breve y sencillo, es muy emotivo. Discurso en inglés, como era de esperar. Recuerdo a la labor ejercida por el Capitán José María Galera, Alférez Leoncio Bravo y el traductor español Ataollach Taefi Kalili. No se olvida que un día antes cayeron dos militares franceses en una emboscada. También hay un espacio para ellos en nuestro acto.

Nos toca arriar la bandera. Lo más duro, ya que sabemos su significado. El silencio es total, sientes como se te respeta y se comparte tu dolor. Algo está dejando de ser “normal”. La bandera baja lenta pero solemne. Se recoge y se dobla de la forma más digna posible.
El acto acaba como empezó. En silencio. Recibimos las condolencias de los asistentes. Y empezamos a percibir un hecho del que hasta ahora no nos habíamos percatado. Se respeta a la Guardia Civil en esta base. Y mucho. Será por algo.

Y al día siguiente, lo esperado en nuestro corazón, a la vez que no planificado, ocurre: que la memoria de nuestros compañeros no se convierta en una noticia de tres líneas de finales de agosto.

No paran de llegar mensajes de amigos, familiares y compañeros. Incluso de desconocidos que no sabemos cómo han conseguido nuestra dirección. Ánimos, correos llenos de orgullo y reconocimiento a la labor desempeñada por todos los guardias civiles en Afganistán. El buzón de entrada está a tope.

A penas se tiene tiempo para responder, dar las gracias y dejar claro que nuestros admirados héroes están en la base de Qala e Naw. Aquí, en Mazar e Sharif, sólo hemos querido rendirles homenaje. Nada más.

Vosotros, compañeros de penurias en Qala e Naw, que conocéis cuan duro puede llegar a ser esta nuestra labor, habéis demostrado con creces, y con vuestra sangre, que la Guardia Civil está a la altura de las circunstancias y que es respetada por toda la comunidad internacional.

Sois ejemplo a seguir para el resto de españoles destacados en Afganistán. El valor ya no se os presupone. Estad seguros de ello.
José María y Leoncio. Vuestro sacrificio no ha sido en balde. Toda España siente profundamente vuestra pérdida. Nuestro inesperado objetivo se ha cumplido. Ya no seréis una noticia de tres líneas en un periódico de finales de agosto. Las entradas en Internet de nuestro humilde acto de respeto para con vosotros se pueden contar por cientos. Los foros profesionales elogian vuestra labor como si de héroes épicos se tratara. No dejaremos que os convirtáis en algo pasajero.

Sabed, allá donde os encontréis, que la Guarida Civil seguirá ejerciendo su labor, si cabe con más tesón y gallardía ahora que tenemos un ejemplo de valor a seguir. Habéis dado un renovado sentido a parte de nuestro himno: “Viva honrada la Guardia Civil”. Y a los demás, aquellos que os habéis interesado por leer estas torpes pero sinceras palabras de un Guardia Civil destacado en Afganistán, sabed que mañana seguiré cumpliendo con mi labor tal y como la sociedad española espera de mí. Que no esperamos otra cosa que la satisfacción del deber cumplido y que a partir de ahora a la Guardia Civil se la mira en Afganistán con más admiración y respeto, porque hemos conseguido que algo deje de ser “normal”.
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Re: Asesinato de dos guardias civiles en Afganistán

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Oficiales muestran su pesar por las víctimas del atentado en Afganistán

La Unión de Oficiales ha mostrado hoy su pesar por los asesinatos de dos guardias civiles y su traductor en un atentado en Afganistán.

En un comunicado, esta organización ha expresado sus condolencias a los familiares de las víctimas del ataque "en este momento de dolor que les toca vivir".

La Unión de Oficiales ha puesto todos sus recursos a disposición de los seres queridos de los dos miembros del instituto armado fallecidos.

El atentado ha tenido lugar en la ciudad afgana de Qala e Naw, durante una clase de formación que guardias civiles y militares españoles impartían a un grupo de policías afganos, cuando un chófer de la policía afgana ha abierto fuego con un fusil de asalto.

Los fallecidos son el capitán José María Galera Córdoba, de 33 años y natural de Albacete; el alférez Abraham Leoncio Bravo Picallo, de la misma edad y nacido en Vimianzo (A Coruña); y el traductor Ataollah Taefik Alili, de 55.

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Re: Asesinato de dos guardias civiles en Afganistán

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Investigación de la ISAF

El asesino de los guardias civiles tenía "vínculos terroristas"

MADRID, 29 Ago. (EUROPA PRESS) -


El equipo de investigación coordinado por la Fuerza de Asistencia para la Seguridad en Afganistán (ISAF) ha revelado que el policía afgano Ghulam Sakhi, que acabó el pasado miércoles con la vida de dos oficiales de la Guardia Civil, el capitán José María Galera y el alférez Leoncio Bravo, así como del intérprete del Ejército de Tierra Ataolá Taefik Alili, había sido arrestado y privado de su licencia de armas hace un año por vínculos con los talibán.

Sin embargo, fue posteriormente reinsertado en el Cuerpo Nacional de Policía afgano (PNA) tras recibir el aval de dos líderes locales, a sabiendas de que su cuñado era "un conocido terrorista de la zona".

La ISAF, que califica el incidente del miercoles en Qala-I-Now como "un ataque no provocado", indica que "el tiroteo fue desencado a causa de las conexiones del asaltante con los terroristas". La investigación apunta a que el ataque fue "premeditado" ya que el policía afgano "no abrió fuego contra nadie más e intentó escapar tras el asalto".

La "violenta protesta" que tuvo lugar unos 25 minutos después del tiroteo, parecía haber sido planeada de antemano, según los investigadores, que han descubierto montones de ladrillos "apilados antes de la protesta". De igual modo, la ISAF ha señalado que algunos de los manifestantes "iban armados" y "portaban granadas de mano, cócteles molotov".

"El ataque y la protesta fueron coordinados y son el resultado de actividad terrorista", señalan las conclusiones del informe del equipo de investigación, coordinado por el general de brigada británico Allan McLeod, y que se encuentran en la web de la misión de la OTAN.

Los investigadores destacan que, durante el transcurso de la manifestación, "los instructores militares españoles permanecieron dentro de la base con los agentes de la PNA que estaban entrenando". La protesta fue controlada por la Policía afgana y dejó 25 heridos, once de ellos por arma de fuego, aunque la ISAF no tiene claro cómo sufrieron sus heridas ya que, en ese momento, "muchos de los manifestantes estaban disparando y lanzando ladrillos y granadas". El informe, no obstante, confirma que "ninguna de las heridas fue causada por las fuerzas de la ISAF".

Fuente: Europa Press
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Re: Asesinato de dos guardias civiles en Afganistán

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El asesino de los españoles engañó tres años a la seguridad militar

Superó los filtros de la ISAF aunque era cuñado de un comandante talibán

NATALIA JUNQUERA - Madrid - 27/08/2010

Ghulam Sakhi, el policía infiltrado que mató a dos guardias civiles y a un intérprete españoles anteayer en Afganistán , era cuñado de un comandante talibán, según informó a EL PAÍS Delbar Jan Arman, el gobernador de la provincia de Bagdhis, cuya capital es Qala-i-Naw, donde se produjo el ataque. "Nadie sospechaba que era un terrorista", lamentaba al otro lado del teléfono. "La gente hablaba bien de él...". Tenía 26 años, vivía en un barrio de mayoría pastún y era natural de la zona de Chacharan.

No era un recién llegado. Llevaba cinco meses trabajando como conductor para el capitán de la policía de Qala-i-Naw y tres años en el cuerpo, según el gobernador de Bagdhis. Entraba cada día en la base y los guardias civiles que instruían desde hacía cinco meses a los aspirantes a policías afganos en las instalaciones estaban acostumbrados a verlo. Al contrario que los empleados contratados por los españoles, nunca fue registrado, por ser policía y chófer de un capitán.

El terrorista había pasado los controles de la ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganistán, en sus siglas en inglés). Todos los policías afganos han sido examinados por la fuerza internacional antes de ingresar en el cuerpo. Se investiga siempre el entorno familiar del aspirante, el barrio en el que vive, la gente con la que se relaciona. Se hacen encuestas y se pide información a los líderes tribales. Pero Ghulam Sakhi logró engañar a la seguridad militar.

Para los Gobiernos que han enviado tropas a la ISAF, la retirada de Afganistán depende, sobre todo, del volumen que alcancen las fuerzas de seguridad afganas a las que forman sus efectivos. La formación de policías y militares es en estos momentos "prioritaria" para el Ministerio de Defensa español. En los últimos seis años, el aumento de las fuerzas de seguridad afganas ha sido espectacular. En 2004 había 7.000 policías y 20.000 soldados y hoy son más de 80.000 y 130.000, respectivamente. Con ellos se han multiplicado también los casos de infiltrados, como el terrorista que asesinó a los tres españoles.

El gobernador de Bagdhis ha abierto una investigación. Asegura que se registrará la vivienda del terrorista y que se realizarán interrogatorios en su entorno. Paralelamente, un instructor militar español investiga sobre el terreno lo ocurrido para dar parte al juez militar.

Los indicios hallados hasta el momento parecen confirmar que tanto el atentado como la turba que intentó asaltar las instalaciones militares justo después estaban relacionados y coordinados por la insurgencia. En primer lugar, porque la multitud se precipitó sobre la base "casi inmediatamente después del ataque", según fuentes de la investigación, "porque los altercados se produjeron simultáneamente en varios puntos de la ciudad: frente a la base española y frente a edificios públicos" y porque entre la multitud había mucha gente "de fuera de Qala-i-Naw" que había acudido a la ciudad expresamente para participar en las revueltas.

El objetivo final, según indicó el gobernador de Bagdhis, era que los militares españoles se enfrentaran a los asaltantes y se produjeran bajas civiles, que los talibanes utilizarían como propaganda contra las tropas españolas.

El gobernador cree que varios hombres contratados por la insurgencia pudieron expandir el rumor de que los españoles estaban matando afganos. Cumplieron su objetivo porque lograron llevar a 200 personas enfurecidas hasta la base española. En las inmediaciones del recinto había una montaña de piedras preparada para que todo el que llegara hasta allí tuviera algo que arrojar a la base.

El gobernador destacó que los españoles reaccionaron muy bien al no implicarse en la revuelta -que disolvieron miembros de la policía y el ejército afganos- para que no aumentara la tensión. El enfrentamiento entre asaltantes y policía y ejército afganos provocó más de una veintena de heridos, algunos de bala, pero no alrededor de la base española.

El Emirato Islámico de Afganistán emitió ayer un comunicado con una versión bien distinta de los hechos, que se parece mucho, sin embargo, a lo que el Gobierno cree que era la intención de los insurgentes. El texto asegura que "más de un millar de personas" -en Qala-i-Naw viven unos 12.000 habitantes- se lanzaron a la calle "después de que las tropas militares españolas abriesen fuego sobre civiles inocentes, matando a dos de ellos e hiriendo a otro gran número".

"Un militar afgano", dice el comunicado, "abrió fuego en una sesión de entrenamiento sobre militares españoles, matando a cuatro de ellos e hiriendo a un traductor afgano. Como consecuencia de ello, los militares españoles dieron muerte al soldado afgano y seguidamente abrieron fuego indiscriminadamente sobre los civiles que viven cerca de la base. Esto ha originado un gran número de muertos y heridos graves".

El gobernador de Bagdhis insiste en que todo apunta a que tanto la manifestación como el ataque parecen estar coordinados. "Hemos detenido a 19 personas por las revueltas y estamos intentando aclarar por qué hicieron lo que hicieron. En Qala-i-Naw no pasan estas cosas. La población está muy contenta con los españoles, la mayoría piensa que están de su lado", señaló.

Hasta ahora, Qala-i-Naw, donde se concentra el grueso del despliegue de 1.555 militares españoles, era una zona relativamente segura, donde apenas se habían producido incidentes.

Delbar Jan Arman no tiene ninguna prisa en que los españoles abandonen su provincia. "Cuándo lo hagan no es una decisión mía, pero estamos muy contentos", insiste. España ha invertido más de 31 millones de euros desde 2006 en la construcción de 160 kilómetros de carreteras y 150 escuelas en esta provincia de 700.000 habitantes y una extensión similar a Galicia.

De momento, el trabajo en la antigua base española de Qala-i-Naw, situada en el centro de la ciudad, a un kilómetro de distancia de la nueva, continúa como si nada hubiera pasado. Desde el Ministerio de Defensa explican que no es posible ser más exigente con las medidas de seguridad. Los empleados de la base contratados en la ciudad son registrados al entrar. También los alumnos. Pero los militares españoles no pueden registrar el coche de un mando policial afgano, como en este caso, cuyo chófer parecía de la confianza del capitán de Qala-i-Naw, y al que llevaban viendo por la base cinco meses

Fuente: El Pais
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